lunes, 16 de abril de 2012

La Cumbre de las Américas


LAS CUMBRES DE LOS AMERICANOS, Por @EstebanLuceroV
Desde 1994, en que Bill Clinton como Presidente de los Estados Unidos ofició como anfitrión en Miami de la Cumbre de las Américas, esta cita hemisférica se ha reunido regularmente cada tres años en uno de los países americanos. Con posterioridad a Miami, los Presidentes de las Américas se reunieron en Santiago de Chile, Québec, Monterrey, Mar del Plata y Puerto España.

En esta ocasión (2012) le tocó el turno a Cartagena de Indias, en Colombia

En la primera cita hemisférica los Estados Unidos propusieron a los demás países del continente la conformación de un gran Acuerdo de Libre Comercio para las Américas, como respuesta a la configuración de un mundo globalizado de bloques económicos. También, como mecanismo –el comercio- más eficaz para promover la prosperidad y el desarrollo en el continente. La preeminencia de gobiernos democráticos en la región, como en pocas ocasiones anteriores en el continente, particularmente en América Latina, abría un muy propicio espacio de diálogo político entre los gobiernos y, al mismo tiempo, se convertía en un elemento fundamental para el relacionamiento político entre los países americanos.

No obstante lo promisorio de la iniciativa de congregar cada tres años a los Presidentes de los 34 países americanos, las asimetrías fundamentalmente económicas y sociales entre los países del norte, particularmente los Estados Unidos y Canadá, y los países del sur, los latinoamericanos y del Caribe, abría también una brecha de desigualdad difícil de corregir en el corto y mediano plazos. Mientras en los Estados Unidos y Canadá se viven las condiciones propias del llamado Primer Mundo (altos niveles de ingreso por persona, elevados estándares de cobertura y calidad de servicios sociales, sólidas instituciones públicas y privadas),  en América Latina en cambio los lastres de la pobreza, la desigualdad y la corrupción la han caracterizado tradicionalmente como una región del Tercer Mundo.

Por ello, los propósitos iniciales se han ido cumpliendo más que por los deseos de los gobernantes por las condiciones objetivas de cada país y por las oportunidades que los gobiernos han sabido o no aprovechar en su momento. Se han suscrito por ejemplo acuerdos de libre comercio a nivel de los países del norte (el NAFTA entre EE.UU., Canadá y México), los EE.UU. han firmado tratados de libre comercio (TLC) con Chile, Perú, Colombia y Panamá. Los países Centroamericanos y del Caribe se han integrado en torno al Caricom. Venezuela dejó en 2005 la Comunidad Andina de Naciones y ha hecho repetidos y aún fallidos intentos por incorporarse al Mercosur, liderado por Brasil y Argentina. La UNASUR, concebida inicialmente para amalgamar a la CAN y el Mercosur, ha devenido en un foro fundamentalmente político

Pero, por otro lado, varios países de América han hecho apuestas comerciales por fuera del continente. Así, la mayoría de los países de la Cuenca del Pacífico se han volcado a una alianza con los países asiáticos agrupados en el APEC; Brasil hace parte del grupo de economías emergentes en torno a los BRICS (con Rusia, India, China y Sudáfrica); Chile, Colombia y Perú han firmado tratados de libre comercio con Europa.

En 18 años las realidades económicas han cambiado para bien en el caso de la mayoría de los países latinoamericanos. Impulsados por el notable crecimiento de la que hoy es la segunda economía mundial (la República Popular China), los países de América Latina viven una bonanza de exportación de sus materias primas y, por ese mismo hecho, un proceso en el cual vuelven a cobrar una mayor importancia los sectores de extracción de recursos naturales y agropecuarios. Por el contrario, los países del norte, particularmente los Estados Unidos y Europa, tradicionales mercados de destino de las exportaciones latinoamericanas, viven una profunda crisis financiera que ha repercutido en su producción y dinamismo comercial.
 
El momento actual (léase la presente década) ofrece un escenario muy prometedor para las Américas, pues Estados Unidos ha visto comprometida su hegemonía en el mundo y América Latina emerge como una región con grandes posibilidades de crecimiento. Los Presidentes en Cartagena han acordado trabajar en cinco temas: la gestión de riesgos; la seguridad ciudadana; la infraestructura; las tecnologías de la información y la comunicación; y, las políticas sociales. Del énfasis que se ponga en el trabajo en estos cinco temas dependerá que estas citas hemisféricas tengan continuidad en el tiempo y aseguren una verdadera alianza para el progreso.  

2 comentarios:

  1. Buen análisis, quizá ya no se denomine alianza para el progreso pero sí la necesidad de trabajar juntos.

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  2. Muchas gracias Rodolfo por tu generoso comentario. Olvidé mencionar la extraordinaria hospitalidad de los colombianos y la belleza sin par de la "ciudad amurallada". A trabajar juntos se ha dicho.

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