miércoles, 16 de mayo de 2012

Profesores de mercado

Máximo Quiero. GPP 2011.
Los resultados de la Prueba Inicia no han dejado indiferentes a quienes tienen algún poco de preocupación por la educación del país. El que un 69% de los estudiantes de pedagogía, que están egresando de las diferentes Instituciones de educación superior, obtengan una calificación insuficiente, es grave. Si bien el que tengan las competencias no asegura que sea un buen docente, el que no las tengan sí asegura que no podrán enseñar a sus futuros estudiantes algo que el profesor mismo no domina.
¿No hay un proceso de acreditación obligatorio para las carreras de pedagogía? Sí. Existe un proceso de acreditación obligatorio que, según datos del año 2010, dice que más del 95% de las pedagogías que se someten al proceso son acreditadas por un promedio de 3,3 años. No hay ser mago para inferir que algo no está funcionando.
La evidencia es clara: tenemos un sistema de educación superior de mercado, donde quien tiene algo de recursos puede abrir una Institución de Educación Superior, crear carreras, diseñar mallas curriculares sin supervisión ni regulación alguna. Por otro lado existe un sistema de acreditación laxo, que funciona bajo la misma lógica, donde agencias acreditadoras con criterios subjetivos evalúan a la carrera que lo solicita.
Dentro de este sistema existen profesionales que son parte clave del sistema y que hasta el momento no han dado mucho que hablar: los llamados profesores taxis. Profesionales que son en términos prácticos insumos de las Instituciones, que hacen algunas “carreritas” a la semana y a fin de mes emiten una boleta por las horas docentes ¿y las horas de preparación de clases, de corrección de trabajos? Eso no se paga, por supuesto: se hace fuera de la Universidad y seguramente debe ser un tiempo menor.
Obviamente durante los meses de verano no hay boleta porque los estudiantes están de vacaciones y si la Institución estima que el docente no hará un curso el próximo semestre, simplemente no lo llaman ni le escriben, para qué gastar tiempo en eso, el mercado funciona así. ¿Darle las gracias por los cursos dictados? No tiene sentido, él recibió un salario por eso.
Eso no es todo. Hay instituciones que abiertamente le piden a sus docentes que bajen el nivel de exigencia para así no tener problemas con los padres (que están pagando o se están endeudando por un servicio para su hijo) o bien para no sobresaturar las aulas y así tener espacio para aceptar a los nuevos estudiantes que ingresan año tras año. ¿Qué tal? Hay profesionales que deciden no aceptar esto y renuncian, pero otros aceptan y siguen saliendo profesionales al mercado. Bajo estas condiciones, se entenderá que resulta prácticamente imposible realizar investigación alguna y  proyectos con estudiantes. Responder consultas queda a criterio y disponibilidad del profesor.
No todo es negativo. Dependiendo de la institución, hay procesos de evaluación docente donde los propios alumnos son los que evalúan el desempeño del profesor. El recibir el reconocimiento o la crítica de los alumnos resulta en un proceso de crecimiento del profesional. Este proceso claramente importa a la institución, es la única instancia que tiene para saber lo que está haciendo el docente en el aula pero…no tanto. Si llega un nuevo taxi, modelo del año con algún postgrado por ejemplo en literatura, aunque vaya a enseñar biología, hace que la evaluación ya no importe tanto, no ve que la institución tiene que acreditarse y el mercado es cruel, sirve más el que tiene postgrado y punto. Así, el profesor con buena evaluación se quedará esperando un email o una llamada que nunca llegará.
Los ejemplos abundan y podría extenderme latamente. La idea no es exponer que los profesorespart-time no pueden ser parte de la educación superior, de hecho creo que son necesarios (en algunas áreas más que en otras), brindan conexión entre la teoría y la práctica que resulta enriquecedora para los alumnos y para ellos mismos. No obstante, la forma de proceder de muchas instituciones revela las motivaciones y objetivos de quienes las dirigen.
Es claro que en la educación los profesores juegan un rol fundamental; el que haya instituciones con plantas docentes mínimas y más del 75% de los profesores a honorarios hace que la enseñanza quede entregada al mercado y, con esto, a sus fines.De esta forma se pierda el foco de lo realmente relevante, que es generar profesionales competentes, con criterio y sentido común, que sean un aporte a la sociedad y se centra todo en reclutar alumnos con buenos puntajes, profesionales con hartos postgrados para dicten algún curso y así tener una mejor acreditación y diseñar y obtener espacios publicitarios claves que permitan obtener ventaja frente a la competencia.
Pretender que con un sistema con estos iniciativos y esta lógica de fondo se formen profesionales de excelencia, está más cerca de la utopía que de la realidad.

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